miércoles, 3 de marzo de 2010

Hacia dónde caminar este domingo



     
A Reina, y esas otras Damas

“Ellas lo único que hacen es luchar porque sus familiares vuelvan a las camas vacías, a los tronos humildes de las butacas de sus salas, a las mesas donde el mantel parece ahora una llanura y el vaso un pozo brujo”.

Raúl Rivero, ex preso político





Y Yoani no escribe apenas desde entonces.
Y Reina no piensa hoy qué llevar este domingo.

Cuando los sueños quedan a dos centímetros de las yemas de los dedos, el tiempo se paraliza, los objetivos se detienen y las instantáneas tratan, con todas sus fuerzas, de no caerse al vacío. Hay segundos que cambian el transcurso de toda una historia, que se posicionan entre el tiempo y la memoria, que retienen la intensidad de una lucha. Frenan sí, para coger fuerzas y esconder la victoria en sus bolsillos.

Ellas lo saben aunque el tiempo suspire con fuerza sobre sus camas vacías. Ellas lo saben aunque nadie se siente en las butacas gastadas. Aunque las cartas se amontonen sobre la mesilla esperando que, ojalá esta, sea ya ésta la última carta.

El 23 de febrero, cuando el sol caía en La Habana con la fuerza de las tres de la tarde, Orlando Zapata debió pensar que ya era hora de buscar otro camino, de ceder su lugar a la historia. Porque la gente como Zapata no lucha sin recompensas. No termina su vida sin sueños. Los muchachos como Orlando siguen mirando más allá de la pared y del muro contra el que choca la mirada. Y a veces, y hoy, la vida.
La gente como Zapata camina, camina incansable tras la utopía.

Y sabe que se acabarán las cartas sobre la mesa, letras de emergencia que rezan tenerte al lado.
Y acabarán los silencios reclinados sobre tu butaca, cesarán los espejismos de desgaste consumido.
Y las camas... volverán a llenarse las camas...

Cuando todo cambie, ahora que ya todo cambia, Orlando será recordado con la inmensa gratitud que despiertan los pasos de algunos hombres. Personas que, como los 75 de aquella primavera, todo lo dieron por Cuba.

Aunque el sol caiga como plomo en los días como hoy en La Habana.
Aunque Yoani no escriba apenas desde entonces.
Y Reina no sepa hoy, quizás sólo hoy, hacia dónde caminar este domingo.

1 comentario:

  1. Todo un honor estrenar tus comentarios junto al alma de Orlando Zapata, las letras de Yoani y los aires cubanos para solearte las ideas y colorear tus iniciativas.
    Decirte tb q me encantó esa foto de las cartas...

    Besos de árbol y aché de mil colores, Marthazul.

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