lunes, 9 de mayo de 2011

Mariposas en la razón


Son libres. A veces palpitan en el estómago. A veces se implantan en la razón. Es la historia de las mariposas. Protagonistas de algunas despedidas.


Hay despedidas que no tienen formato, ni instrucciones, ni sellos de salida. Son escenas que aprovechan guiones inadecuados. Como si el mundo ya se fuese a terminar. Promesas que se quedan en canciones. Entierros de besos enjaulados que tratan de escapar. Limpiezas para sacarle el polvo al corazón. Aceras para tropezar de nuevo con el punto de partida.

Supongo que no hay un modo correcto de despedirse cuando uno no quiere despedirse. Cuando al cerrar la puerta, inevitablemente, se empañan las derrotas de cenizas. Esqueletos de discusiones y palabrería sucia que primero desangra y después siempre se olvida. Lo más injusto del adios es trastocar la realidad para convertir el recuerdo de los fracasos en poesía.

Lo peor del después son los retales de las promesas y las rutinas hechas planes que quebraron. Las constantes vitales que se detienen para gritarnos que las notas de esta canción ya son facturas. El destino reparte  besos que en realidad nunca nos damos y convierte los recuerdos en locuras. Mariposas en la razón... Historia de una despedida incompleta que no acaba porque nunca la empezamos.


jueves, 5 de mayo de 2011

Para que Yoani le hable al mundo...


“Después de comenzar a escribir en mi bitácora, me tiemblan a menudo las rodillas. Para evitar endiosamientos y futuras crucifixiones, aclaro que mi blog es un ejercicio personal de cobardía para decir en la red todo aquello que no me atrevo a expresar en la vida real". 

Yoani Sánchez


 
Catorce pisos nos separan del suelo... de la tierra y de la realidad de La Habana. Desde su terraza en el último piso, Yoani acaricia la cabeza de su perra Chispita mirando al horizonte, convencida de que el mundo se reinicia de nuevo entre sus manos. Y es cierto. Internet tiene otra dimensión cuando se escribe desde estas cuatro paredes... en un camino a contracorriente para gritarle su verdad al mundo. Sueños compartidos que muchos dejan bajo la almohada, y que Yoani filtra cada día a través de una cadena de solidaridad invisible.

La historia de Yoani se hace pública a partir del 2007... cuando tras una temporada en París elige volver a Cuba para luchar por existir dentro de su propio mundo. Ganarse el derecho a tener un hogar. Ese año nace su blog Generación Y, dispuesto a abrir desde La Habana una ventana que permita a otros saber lo que sucede dentro de la isla. Reinaldo y Teo, su familia, la escoltan desde el cuarto de al lado con un cable que la ata a tierra. El resto del tiempo… viaja a través de sus mensajes con una ilusión infinita para traspasar las fronteras de su bloqueo. Ella lo hace como una terapia personal contra su fobia al silencio obligado e injusto, pero su mensaje se convierte en un dominó capaz de botar de pantalla en pantalla por miles de ordenadores a lo largo de todo el planeta.

Hace meses que en la isla su bitácora está bloqueada y la filóloga cubana tuvo que diseñar un complicado plan estratégico para seguir haciendo lo que se ha convertido en su trabajo vital: darle voz a los que creen que ya han apagado su voz. Quizás el día que los silenciados quieran hacerse oír descubran que ya no sólo se les ha secado la boca, sino también la vista y el oído enterrados por el miedo, la espantosa plaga que les sacude.

Esta tarde, en Madrid, Yoani Sánchez estará sin estar en la presentación del libro técnico que cuenta su experiencia: Un blog para hablar al mundo (Anaya, 2011); un engendro que nace en su distancia porque los pasos de Yoani se terminan en el mismo lugar en el que comienzan: una oficina donde se extravían día tras día centenares de visados sin rumbo. Las autoridades cubanas temen que ella vuelva; para evitarlo le prohibe la salida -extraña paradoja-. El primer libro de Yoani ya es un éxito sólo por el hecho de esquivar las rejas que se negaban a verle nacer. Es una revolución que anuncia que el miedo es la mayor arma que potencia este siglo XXI cargado de palabras que no enseñan sino destruyen, es el ejemplo principal de una batalla ganada con las teclas de un ordenador. Las víctimas mortales de la catástrofe son todos los que creen que la voluntad todavía puede detenerse.


domingo, 1 de mayo de 2011

Razones para el recuerdo



 "La vida está hecha de muchos papeles tristes pero el resultado es una obra realmente maravillosa"


La recuerdo imponente, mágica, con los ojos llenos de pintura interminable y centenares de historias... como permanentemente delante del telón y dispuesta a recibir el aplauso entregado de los miembros del público. A María Isbert no puede uno simplemente entrevistarla porque ella dirige la conversación, difumina las formalidades y convierte sus momentos en una tertulia de amigas frente al café del domingo. Más de trescientas películas a sus espaldas y centenares de funciones de teatro donde su papel no se olvida en el camerino... María Isbert contagia la risa encima y debajo de las tablas. Así, simplemente así, era María. Auténtica. Implacable. Sensacional.  Teatro, en estado puro.

Apenas dos minutos con usted... sin tiempo de encender la grabadora y ya me ha dado material para una entrevista de dos páginas... ¿siempre convierte sus palabras en historias?
Supongo que lo mejor de llevar toda la vida interpretando vidas de otros es que tengo muchas cosas que se pueden contar. La mayoría de las personas no tienen tiempo ni ganas de que yo cuente batallas de abuela... pero contigo creo que será divertido. Las historias también son de quien quiere escucharlas y entenderlas... y a ti esto te gusta, ¿a que si? 

Pensé que venía a entrevistarla yo a usted... Mi trabajo es que usted haga eso que dice, puede usted contarme todas las historias que quiera. Soy toda oídos y además, si, me gusta. 
¿Sabes? Cuando era pequeña tenía una inmensa curiosidad por todo...por las historias de los mayores, por las muñecas, por hacer deporte, los idiomas, saltar a la comba, jugar al diábolo... todo. La curiosidad me abrió las puertas del mundo... 

Y sin embargo, eligió la profesión que tenía más cerca... la de la saga familiar... 
Mi padre no dejaba de decir que tenía que formarme, que era importante estudiar. A los ocho años me estrené en el pueblo de la familia. Yo hacía un papel de mayor... Éramos muchos niños haciendo una obra de los hermanos Quintero y el público nos premiaba con cajas de bombones. Me llevé muchos aplausos y me llevé muchas cajas de chocolates... Ese día supe que quería ser actriz de teatro el resto de mi vida, aunque cobrase en bombones. 

Jajaja... pero cambiaría su caché algún día, conserva usted muy bien la línea tantos años después de subirse a las tablas como para haber sobrevivido a chocolates... 
Es verdad... mi mayor regalo han sido las risas. Escuchar como la gente es capaz de reírse a carcajadas por tu trabajo es estupendo. La gente que viene a verme al teatro son mis amigos... y uno siempre quiere que sus amigos se rían con uno. Mi padre, en aquella primera vez que le dije que quería ser primera actriz me prohibió volver al teatro... 

Pero usted es rebelde... 
Cuando vio que de verdad ese era mi camino él me guió, me enseñó, me acompañó... todo lo que pueda decir de mi padre son cosas bonitas. Y los tiempos eran muy difíciles. Al llegar la guerra desvalijaron nuestra casa de Madrid. Mi padre tenia muchas fotos de la familia real porque frecuentaban mucho el teatro pero a él enseguida se le empezó a acusar de monárquico, de ser de derechas... Y de verdad no era cierto, mi padre solamente era dos cosas... padre de familia y actor. Nos trataron muy mal y se nos acabó el dinero. Mi padre no aguantó más y se fue a zona roja para trabajar con una compañía de teatro que le pagaba doce pesetas al mes. No soportaba estar sólo, se puso enfermo así que mi hermana y yo nos fuimos con él para ayudarle y mi madre se quedó en casa con mis hermanos pequeños. Yo tenía 17 años pero tuve que crecer... como todos los jóvenes de la guerra. 

¿Recuerda su primer papel profesional?
Sin duda. Fue en Villarrobledo en el año 1939. Yo sólo tenía que reírme... desde el centro del escenario y a carcajadas... sólo eso, reírme. 

Es difícil... aprender a interpretar la felicidad. Y en medio de una guerra civil...
Mi padre me lo dijo al bajar del escenario, que yo había empezado por lo más difícil... por la risa. Él me enseñó a reír... y nunca me dejó sola. La alegría siempre ha marcado mi vida... por eso es fácil contagiarla.

Y es cierto, la contagia. Aunque solo sea por su alegría permanente, ha tenido usted una vida distinta a la mayoría... contagia la sensación de que no siente miedo, ni inseguridad, ni tristeza... ¿que lleva dentro?
La vida de un actor nunca es normal... nuestro día a día siempre es una sorpresa y siempre se vive con ilusión. Ser actor tiene muchas cosas buenas... y algunas malas... pero hace que la vida esté llena de momentos inolvidables... Los grandes actores son personas muy especiales y la gente especial desprende energía bonita.

Indudablemente especial como lo era tu padre... uno de los actores más inolvidables de nuestro cine. ¿Le molesta la comparación?¿se hereda la energía bonita?
Para nada me molesta que recordar a mi padre... no hay nada que me gustaría más que ser todavía más como él. Él era un niño enorme... lleno de cosas buenas. Sí, es verdad, mi padre hizo que muchos momentos sean inolvidables en nuestra familia. Tenía una forma estupenda de convertir cada momento en algo fuera de lo normal. Con él tengo las mejores anécdotas y los mejores aprendizajes... aunque ni siquiera a él las cosas le salían muchas veces como quería.

Si tuviera que empezar un guión para él... ¿cual sería la primera línea? 
Una de sus frases más repetidas... su lema: La tristeza es un horrible pecado.

Usted... capaz de convertir todo en una carcajada... que a sus  cerca de noventa años es capaz de llenar cada conversación de alegría... ¿de que se siente más orgullosa? 
Creo que no es fácil llegar a mi edad y mirar hacia atrás con la seguridad de que he tenido la vida que quería tener. Soy una mujer fiel a mi oficio y a mis escenarios, pero desde que me casé supe que quería formar una familia de verdad, firme, segura... no creo en las separaciones ni en las familias programadas como un guión. Mi marido era hijo de un matrimonio separado y tenía miedo a repetir los mismos errores así que fue tajante en eso, era importante pasar tiempo en casa, cuidar de los niños, dar seguridad a la familia. Una no se enamora todos los días así que hice caso a mi corazón, a mi marido y fue estupendo haber compartido esta vida con él. 

Y si se hubieran llevado mal... ¿cree que hay que aguantar siempre...?
Creo que muchas personas hacen de su vida distintos papeles de teatro. Cambian y cambian... se separan, lo pasan muy mal, buscan otra pareja y al poco tiempo vuelven a estar cada uno en su camino. Se aburren, sufren, vuelven, buscan... Separarse sirve para seguir probando, para seguir sufriendo, no para mejorar como personas... Quizás yo no he tenido muchas tentaciones porque nunca he sido guapa ni me han pretendido muchos, pero creo en el amor, en la familia, en los hijos. En amar para siempre y vencer obstáculos con la persona con la que has firmado un proyecto de vida. 

María... casi un siglo a sus espaldas, una saga familiar inolvidable para este país, una profesión intensa y mágica de la que es embajadora perpetua, una madre de familia imparable y entregada... ¿cómo define usted este siglo de vida?
Maravilloso. Este país ha vivido muchas cosas importantes durante el siglo XX... una transición difícil que creo que el rey Juan Carlos facilitó, una guerra que provocó mucha hambre pero también un instinto de supervivencia muy fuerte, una democracia que yo no quisiera que se perdiera nunca. Soy apolítica.. me interesan las personas pero no entiendo de monárquicos o republicanos... lo que quiero es libertad para que la gente decida su religión, su independencia, su camino...

Y a nivel personal... ¿tiene razones para el recuerdo? 
Muchísimas. Tengo siete hijos y trece nietos que me recuerdan cada día que la vida continua... que vale la pena vivir intensamente, el valor de la familia. Tengo casi trescientas películas y de cada una recuerdos fantásticos y muchas horas sobre los escenarios de todo el país. A nivel personal mi vida ha sido estupenda... La vida está hecha de muchos papeles tristes pero es resultado es una obra realmente maravillosa.