Hay noches en las que lo tienes todo a pesar de nada. A pesar de ti, a pesar de echar de menos, a pesar de los planes que no has cumplido… que no has sabido cumplir. Hay noches en las que tengo la mala o buena costumbre de encerrarme sólo en mí… en las que basta con tener la cabeza apoyada contra el respaldo del sofá mirando al techo y una multitud de cigarros dispuestos a escuchar fijándose en mis ojos cerrados desde el cenicero. Hay noches, no muchas, donde no pides nada más que encontrarte a ti mismo. Quizás por casualidad.
Hoy los cojines me hacen compañía y me sonríen intercambiando miradas, un apoyo incondicional; impacientes y alerta ante los cambios de postura, por si me dejo caer contra ellos; a veces me empeño en lanzarlos hacia arriba para sentir el aire moviéndose mientras cumplen con la gravedad. Hace unos diez minutos que me ensaño con ellos. Y con los recuerdos del año más feliz de mi vida. Es la forma de saber dónde voy. A dónde quiero llegar.
Prometo que esta noche traté de escribir sobre el aniversario del asesinato de Víctor Jara y el día en que millones de mexicanos brindan con tequila por la independencia de México. La noche del 15 al 16 de septiembre. Amarga casualidad y amargo tema difícil para que esta noche tuviera un hueco en esta habitación vacía que se termina en mí. Se ensañan conmigo las decisiones pendientes, las canciones que me empeño en escuchar, los pasos que tengo que seguir y las opciones que van a la deriva.
Esta noche sólo he dejado entrar al humo para que se entretuviera con los cojines y esas canciones que se repiten buscando algo que yo sola no encuentro. Me pregunto dónde estás… pero sobre todo me pregunto dónde estoy. Y cómo reencontrarme con lo que busco.
Hoy sé que mis letras no tienen mucho sentido, porque sólo me definen a mí. Hay palabras, historias, que crees que realmente crees… y que dices a los demás cómo si tú alguna vez lo hubieras comprobado, así que esas palabras vistas en soledad son, tal vez, sólo hipocresías compuestas de Nada. Viles y nefastas hipocresías. ¿Serán así las letras de estas canciones? Quizás ahora yo sé que llevo toda la semana rellena de humo dispuesto a escapar y me propongo avanzar mientras bebo copas de ron con zumo de naranja, que es una combinación patentada por la ilógica profunda más radical. La verdad, es que llevo toda la noche removiendo la ceniza del tabaco con la colilla y decidida a no escribir sobre nada mientras escribo… y vuelvo a empezar...es algo así como sentarse a ver girar la lavadora, como pedalear en una bici estática, como hacer repaso de tu pasado sin decidir que quieres para tu futuro.
Y sé que hay muchas palabras que no me salen mientras tengo la cabeza apoyada contra el respaldo gris de mi sofá. Y la multitud de cigarros se acumula. Y ahora sé que busco el mar, y las olas, y algunas conversaciones... y busco encontrarme con el barco que está a la deriva… Entre el vaivén de las bocanadas. En los momentos en que me encuentro sólo a mi. Sin disfraz. Con el espacio que le cedo esta noche a los mensajes que me prestan las letras de las canciones… Y con la ventaja que me cedo a mi misma. Al lugar donde he sido feliz. Y a mi soledad. A los pasos que sé que quiero seguir. A mis buenas noches. A tus buenas noches.
¿Qué le estará rondando a Albita por la cabeza...?? Huelo a cambios y a mar, a ganas y a miedo... me equivoco? Un besín!
ResponderEliminarA cambio de planes, Ana. Y a mar, siempre que puedo. Antes de eso, nos debemos un encuentro. Gracias por tu visita. Un beso.
ResponderEliminar¿Razón?,¿emoción?...siempre batallando...déjalas que se agoten sin agotarte; ignóralas.
ResponderEliminarLa calle en la que girar se llama Paz, muy cerquita de Felicidad.
Te echo de menos, lo sabes.